sábado, septiembre 08, 2007

ÉTICA Y PERIODISMO



Una discusión clásica en el periodismo se origina en la disyuntiva que, a la larga, se transformó en la decisión clave de los medios actuales: ¿información o entretención? La intromisión en los medios del rimbombante “periodismo de farándula”, aquel abominable ser mediático de varias cabezas –al que parecen crecerle muchas más si cortamos una de ellas- es uno de los elementos determinantes a la hora de discurrir acerca de los aspectos éticos en el periodismo. En ese sentido, desde los antecedentes de la “prensa amarilla” y sus derivados hasta el actual periodismo de farándula, vienen a ser las invasiones bárbaras frente a un imperio periodístico que, en sus principios, se sustentaba en la acción de informar, educar, entretener y, por sobre todas las cosas, denunciar. Derrumbado el imperio, se dio paso a la vulgarización del periodismo, una práctica mediática en busca del más alto rating, el mejor tiraje o, en definitiva, ingreso monetario.

Como apreciamos, los fines del periodismo parecen ser aquellos lejanos ideales de una práctica limpia, profesional y socialmente consciente, que precisamente atiende a las ideas que, en abstracto, tienen las personas acerca del periodismo (en ese sentido, podríamos hablar de un conocimiento del periodismo: una “cultura periodística interna” en el caso de los periodistas, y una “cultura periodística externa” para el resto de los pensantes), en la que se llega a aquellos conceptos –los fines- en un proceso que atiende tanto a la razón como a los valores personales –concepción propia- y sociales (tal es el periodismo como instrumento social). Si bien en este simple y amplio proceso nos acercamos sólo superficialmente a la “ética periodística” como materia, sí podemos llegar a determinar qué es “lo ético” en el periodismo. Lo ético en el periodismo sin duda está relacionado con los fines que concebimos de él y con los valores personales y sociales entrelazados en esta disciplina, así como las prácticas socialmente aceptadas (correctas).

Quizás en la actualidad el periodismo, en cuanto a lo ético, pasa por un proceso mediático de tres pasos: como primeridad, un periodismo que en la práctica se apegue a lo que el periodista o reportero considere correcto o incorrecto en base al objetivo personal (subjetivo) y material (objetivo) de su trabajo; como secundidad, la valoración social del producto periodístico a presentar (el entendimiento y aceptación de las audiencias); y como terceridad, etapa que posiblemente detone el problema, el retorno de la inversión periodística con un producto que, en la práctica, mantenga el nivel de audiencias, asegure el liderazgo en la competitividad mediática y, casi al paso, cumpla con el objetivo (en bruto y fuera de análisis) de un producto periodístico: informar, un factor que actualmente se ha tornado en un fenómeno híbrido, que deambula entre la mera entretención y la desinformación.